EL
AÑO DE LA FE
El Espíritu Santo que guía a la
Iglesia en espera del retorno del Señor
El Papa Benedicto XVI ha
convocado al Año de la Fe, el cual
iniciará el próximo 11 de Octubre del presente y finalizará el 24 de Noviembre
del 2.013, es una invitación a una auténtica y
renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo mediante remisión de los
pecados( cf. Hch 5,31)
El resumen elaborado en este
documento se basa en la Encíclica titulada “Porta Fei” (Puerta
de la Fe) (cf Hch 14,27), que introduce en la vida de comunión con Dios,
permitiendo la entrada en su Iglesia.
En la Encíclica se resalta
la importancia de redescubrir el camino de la fe,
pues es ahí donde se plasma toda la existencia humana, en la novedad de la
resurrección; dice el Papa Benedicto XVI, que atravesar
la Puerta de la Fe supone el camino que se emprende desde el bautismo (cf Rm 6,4), por lo cual
podemos llamar a Dios Padre, se concluye
con el paso de la vida a la muerte eterna, fruto de la resurrección
que con el don del Espíritu Santo ha querido unir en la gloria a
cuantos creen en Él (cf Jn 17,22).
Debido a la pérdida de la
unidad cultural humana en lo referente a la fe, se encuentra hoy una gran crisis
de la fe, por ello el Papa Benedicto XVI decidió convocar al Año de
la Fe en el 50 aniversario del Concilio Vaticano II ya que puede ser ocasión
propicia para comprender que contamos con una gran herencia de textos dejados
por los padres Conciliares que NO pierden valor
ni esplendor, también se celebran los 20 años de publicación del Catecismo
promulgado por el Beato Juan Pablo II.
Dice que este año debe
suscitar en todo creyente la aspiración a confesar El Credo, los primeros
cristianos estaban obligados a aprenderlo de memoria, les servía como oración
Cotidiana para recordar el Compromiso asumido con el Bautismo, según San
Agustín El Credo no es otra cosa que las palabras en que se apoya sólidamente,
la Fe de la Iglesia, quiere esbozar que existe una profunda unidad entre el
creer y a lo que damos nuestro asentimiento.
Manifiesta el Papa Benedicto
XVI que es deber rescatar a los hombres del
desierto y conducirlos a la amistad con el Hijo de Dios, para ello se
intensificará la reflexión sobre la fe con ayuda de comunidades religiosas,
parroquiales y redes eclesiales que tendrán que profesar
públicamente a Cristo, ya que creer en Jesucristo es el camino para llegar a la Salvación, para
esto es necesario preguntarnos ¿ Qué se tiene
que hacer para realizar las Obras de Dios ? (Jn 6,28) , la respuesta de Jesús es que creáis en el que Él ha enviado (Jn 6,29).
Se observa que la fe siempre
ha estado sometida a preguntas provenientes del cambio de mentalidad y que especialmente
hoy, reducen el ámbito racional al de los logros científicos y tecnológicos.
La fe crece cuando se
vive como experiencia de amor que se recibe y comunica como experiencia de
gracia y gozo y se fortalece creyendo,
nos hace fecundos porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un
testimonio fecundo, por eso se dice que
se profesa con los labios (cf. Rm 10,10), indica que la fe necesita
un testimonio y un compromiso público, es un acto de libertad que exige la RESPONSABILIDAD SOCIAL de lo que se
cree. Hay que descubrir de nuevo
el gusto de alimentarse de la Palabra de Dios
(cf. Jn 6, 51) Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que
perdura toda la vida eterna (Jn 6,27)
Durante el Año de la Fe se tendrá la mirada fija en Jesucristo,
que inició y completa nuestra fe (Hb 12,2), en Él encuentra su cumplimiento
todo afán y anhelo del corazón humano.
La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la
ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacio de la muerte, todo tiene
su cumplimiento en el misterio de su encarnación.
La fe abre la mente y el
corazón del que escucha para acoger la invitación del Señor a aceptar su
palabra para ser su discípulo, siendo así
“atravesar la Puerta de la Fe” supone un camino que dura toda la vida
La iglesia pide en
este año de la fe quitar la mirada de los pecados, alejarnos de la desesperanza
y más bien por la fe enfocarnos en la Misericordia de Dios